miércoles, 8 de junio de 2016

Tengo miedo.

Tengo miedo. Últimamente creo que siento demasiado esta sensación.

Por un lado me da miedo que tantos cambios que he aplicado a mi vida para poder disfrutar más del atletismo al final no tengan su fruto. Divertirme me divierto más, eso lo tengo claro. Pero puede que sean demasiados sacrificios durante demasiados años para que después de todo no consiga avanzar. Y se acercan campeonatos. Y tengo miedo.

También me da miedo que esté dejando de lado demasiado mi carrera. Que la voy sacando, y va siendo fácil. Pero esa facilidad hace que no le dedique tiempo y llegue un punto que no sepa si realmente está siendo productivo. Y es más, se que quiero ser mejor, saber lo máximo, y la actitud que me da esta facilidad no me ayuda. Y me quedan mil cosas por saber y por aprender; que podrían ayudar a los demás. Y tengo miedo.

A pesar de lo seguro que se ve tengo miedo de perderte algún día. Que te canses o me canse de nuestras tonterías. Que a veces no te preste demasiada atención. Que me canse de tu amor desmesurado. Porque nunca se sabe como será el futuro por muy seguro que tengamos el presente. Y tengo miedo.

Y por supuesto. Me da miedo irme 15 días a un lugar desconocido, sin el apoyo allí de nadie, con una cultura tan diferente y con unas responsabilidades que no se siquiera muy bien cuáles son. Y cogiendo estos días los billetes me lleno de dudas y de nervios. Y tengo miedo.

¿Qué hago con todo este miedo? Intento aferrarme a los buenos resultados anteriores, a las buenas sensaciones, a la gente que me apoya a mi alrededor con optimismo, a las experiencias positivas de otros, al presente. Y evito aquellos comentarios u opiniones que me hacen alimentar el miedo.

¿Y al final que? ¿Qué voy a hacer? Pero a ver... ¿Qué es lo peor que podría pasar? Si pase lo que pase sé que seré capaz de superarlo y seguir a delante, y tener más metas, y llegar más lejos.

Pues sólo queda seguir. Y poco a poco notar como esta sensación va desapareciendo; paso a paso, día a día, línea a línea.

Porque el miedo momentáneo solo nos indica que no estamos en nuestra zona de confort, que nos movemos, que avanzamos. Sólo hay que dejar que no se establezca. Y ser más fuertes que él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario