domingo, 27 de diciembre de 2015

Rabia.

   Me da rabia cuando no lo consigo. Me da rabia no poder acabar ese entreno; sobre todo cuando puedo pero él me dice que no. Aunque en el fondo sé que es lo mejor. Pero el sentimiento de rabia no lo puedo evitar. Y cuando consigo hacer el entreno entero me da rabia no haber dado el máximo en aquella serie inicial, o que no me saliera aquel concepto de la técnica en la última serie. Mucha más rabia no poder ni hacer nada, claro está.

   ¿Pero esto es malo? Ni mucho menos. Es signo de que quiero más, de que busco más, de que existe un avance y una evolución.

   También me da rabia cuando no puedo hacer un trabajo al 100%, cuando veo que aun paciente le podría haber empezado a hacer una técnica que no se me había ocurrido antes y le puede beneficiar, cuando a pesar de todo no salen los resultados.

   Mil cosas. Pero al final es como con el resto de sentimientos. Hay que tenerlos, es lo normal y es lo bueno. Expresarlos y entenderlos. De esta manera al fin poder controlarlos.

   Se ha de tener miedo a las cosas, es un mecanismo de defensa; pero se ha de poder luchar contra ello para avanzar. Se ha de tener alegría, pero uno no se puede olvidar del mundo real. Se han de tener momentos tristes, desahogarse; pero no dejar que la tristeza invada todo tu día. Así que, se ha de tener rabia, pero no destrozar-se la mano contra el muro; sino convertirla en una herramienta más para avanzar. Como los nervios de una competición, que acaban formando parte de tu desequilibrado equilibrio en el starting.


   Rabia. ¿La que mucha gente tiene viendo el resultado de estas elecciones? …. Eso es algo que no comentaré en este blog. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Qué es el amor?

   Me parecen sorprendentes las reacciones de la gente al oír esta pregunta. Parece que en este mundo todos buscan lo mismo y al final muy poca gente sabe lo que realmente es. (Vale. Puede que todo el mundo no lo busque… ¿Pero de verdad hay alguien que en su vida entera no se haya enamorado?)
Está claro que no me voy a poner a hablar del amor hacia familiares, hacia amigos, hacia un objeto, hacia una canción, hacia un lugar… Voy a hablar del amor romántico, el de las películas de toda la vida.

   Después de mucha reflexión y muchos puntos de vista diferentes parece que al final tengo una ligera idea de esto. (A los que me hais ayudado gracias, pero no os pienso pagar derechos de autor)Empecemos.

   El amor es como la magia y los secretos. Es decir, es simplemente un sentimiento irracional. Cuando una persona sabe el porqué total y absoluto; la magia, los secretos y el amor desaparecen.

   De esta manera se pueden llegar a querer a personas de forma muy ilógica (para tener un ejemplo leer Siempre). Y por tanto existen muchas relaciones entre personas que no siempre son completamente plenas y satisfactorias. Pero muchas veces también se puede estar superbién a pesar de diferencias y discrepancias. ¿Por qué? ¿Por qué hay relaciones que funcionan y otras no?

   Sinceramente, creo que a todas las parejas que pasan por una vida se las quiere de una forma diferente. Pero este sentimiento siempre está en mayor o menor medida, mayor o menor intensidad, mayor o menor madurez. Y por eso mismo no me gustan los puntos de vista de: “el amor actualmente no existe”. Las relaciones duran menos porque la idea de los divorcios es menos negativa; también es cierto que tendemos a desperdiciar las cosas cuando “se han roto” y simplemente lo tiramos y compramos uno nuevo. Pero la nueva mentalidad no nos quita amar a alguien. No nos quita abrirle el corazón a una persona dándole la oportunidad de hacerte daño pero confiando en que no lo hará, no nos quita necesitar a esa persona constantemente, echarla de menos y solo querer estar con esa persona, no nos quita obsesionarnos, ni nos quita ser felices solo por sus palabras o su presencia.

   Todas las relaciones tienen sus partes positivas y negativas. Solo que en unas acabaran pesando más un lado u otro. Y eso solo dependerá de las mismas personas. Al final nadie es perfecto, y solo hay que ver si lo positivo y lo negativo compensa, encontrar un equilibrio y disfrutar de este (hasta llegar a querer los defectos y todo, ¡qué locura!). Que nadie ha dicho que sea siempre, en todo momento, fácil. Pero digo yo que lo tendrá que ser mayoritariamente, a no ser que te guste complicarte la vida en exceso… que para gustos colores.


   Es como si tu tuvieras una lista de cosas que quieres tener en esa personita de tu lado. Y esta encaja de tal manera que las cumple todas, te completa. Y si creías que había una cosa en esa lista pero al final parece que se puede aceptar… a lo mejor es que esa cosa no estaba apuntada completamente. ¡Qué ojo! ¡El amor no puede con todo! Eso es una mentirijilla que hay por ahí. Por poner un ejemplo radical: en mi lista esta que no sea un violador; y si lo fuera, por mucho amor, mucho amor… Fin de la historia.

   El problema está muchas veces en saber que hay o no hay en esta lista. Y por lo tanto, que puede uno llegar a “aguantar”. Entre las cosas de la lista está claro que siempre ha de estar el hecho de que te revuelva las tripas, ese sentimiento, que también será diferente según la persona. Puedes querer algo más pasional, algo más estable, algo más romanticón, algo como un amigo… mil maneras.

   Y luego están las mil manías, formas de ser, que se van conociendo en el día a día. O incluso los pequeños o grandes baches que van habiendo, o la forma de reaccionar a ellos. Total, que no os sintáis mal por dejar a alguien con el que lleváis una semana si hais encontrado que tiene algo de vuestra lista; ni tampoco si llevas años, aunque puede ser complicado por contextos siempre se pueden hacer bien las cosas.

   Al final, las personas han de estar primero bien consigo mismas para poder detectar que es lo que tienen o no tienen en su lista. Cada uno es diferente, y  lo que a alguien le puede parecer una tontería para otros no lo es. Por otra parte, también muchos necesitarán de probar mil sensaciones y curiosear, equivocarse y levantarse, para finalmente poder saber a la perfección lo que les importa.

   También puede pasar que una persona parezca que cumple toda tu lista pero al final lo que falta es el sentimiento. Como por ejemplo, cuando pasan a molestar cosas que en otra persona realmente no te molestarían, o cuando simplemente se confunde el sentimiento con amistad. Es como en los partidos de Quidditch, puedes meter muchos puntos pero al final lo que cuenta sobre todo es coger la snitch dorada; da igual si esa persona es perfecta para ti si tú no tienes esa sensación.

   En resumen. Es un tema que nos trae muchas alegrías y penas. Pero si se encuentra bien todo compensa. Y si no… ¡Somos naranjas completas! ¡Qué no os engañen! La vida tiene mucho más en cada rincón.


   P.D.: gracias a todos los que me hais ayudado, respondiendo o enseñándome día a día.


viernes, 4 de septiembre de 2015

Síndrome post-vacacional.

   Todos los años por estas fechas oímos en la televisión el síndrome post-vacacional. En resumen, esas pocas ganas de volver con la rutina. Y a mí siempre me pasa que... no me siento del todo identificada. 

   He de decir que amo el verano porque hago cosas increíbles que es casi impensable hacer durante el resto del año; por el tiempo, por el clima, por la economía... lo que sea. Pero hay una gran cantidad de actividades para hacer de golpe y a mi me da para hacerlas todas a la vez prácticamente. Para muestra, un botón: 

   Aún así, a pesar de estos increíbles fines de semana improvisados, de las grandes historias en el pueblo, y de los viajes conociendo mundo... cuando llega el momento de recuperar la rutina, me gusta. 

   Algo de tristeza entra obviamente, pero acabo tan colapsada de novedades en las vacaciones que casi que necesito un respiro. A de más, si realmente os gusta lo que hacéis y vuestra vida, estoy segura de que como mucho se os harán duros los primeros dos días por el tema de horarios, madrugar, etc. 

   Al final llegamos siempre a la misma conclusión. Si haces lo que te gusta no existe problema alguno. Hay que disfrutar de cada instante. 

   P.D.: Sí, todo esto era una escusa para poner el vídeo en el blog. ¡Estoy taaaan orgullosa..!

miércoles, 17 de junio de 2015

Motivación.

   Llevo unos días sin escribir aquí. Pero que nadie se crea que abandono las cosas tan rápidamente. Mis 7 temporadas junto a mi amigo Starting son por algo. No me gusta dejar de jugar. 

   En fin. Aún así he de dar la razón a la realidad. Faltaba un poco de motivación para esto. Sin escusas, si quisiera hubiera escrito. Pero en vez de ello vamos a decir que he estado creciendo por otros lados.

   Me explico, cogí un trabajo un poco a ciegas que resultó ser increíble para crecer personalmente, donde la gente es la ostia y donde meten una caña que flipas. Pero bueno, a este ya le dedicaré algún que otro escrito. ¿Que pasó? Que en vez de disfrutar me estresé, aunque me gustara, me estresé. Los de allí me dijeron que era demasiado joven, y que no era un trabajo para hacer como primer trabajo. Pero aún así, no me gusta poner escusas únicamente. Solo me voy a quedar con lo aprendido. 

   Lo malo de esta época de estrés es que dejé de disfrutar con otros temas por tener los problemillas del trabajo demasiado en la cabeza, hay que saber desconectar. Y viendo que mis esfuerzos en muchos ámbitos no daban sus frutos me frustré. Me frustré hasta llegar al punto de no disfrutar con aquello que hacia, en pensar solo en resultados y más resultados. 

   Hoy me vuelve esa motivación que se fue. Por suerte no se fue toda, siempre quedan allí unos escombros que hacen que pueda resurgir de la ceniza. Es parte de la clave para aguantar. 

   Tras unos días de malas noticias y pequeñas decepciones ha venido la calma. Una calma que no me ha estado acompañada de alegrías ni tristezas. Una calma que ha sido justo eso, tranquilidad. Y como no puedo estar quieta he empezado a pensar, reflexionar que ha pasado, ordenar las ideas, sacar unos resultados y plantearme como cambiar las cosas. 

   Así he llegado a competir, con ganas de mejorar. No solo de obtener buenos resultados, que también, sino sobre todo con las ganas de estar ahí disfrutando. Y eso he hecho, disfrutar. Pero aún me he venido más arriba cuando la he oído chillar y ir corriendo hacia el entrenador con una cara de felicidad descomunal. Solo ver eso ya sabía que la cuestión era la mínima. Seguro que sigue sin creérselo. 

   Esa carrera que ha hecho hacia el entrenador para abrazarle me ha recordado al campeonato de Cataluña del año pasado. Un gesto que representa el saber que tus esfuerzos tienen frutos y solo querer dar las gracias a la persona que ha estado a tu lado, lloviera o nevara. Lo mio era a una escala diferente, lógicamente. Pero me ha recordado que todo llega, que en el fondo aquella competición la disfruté como una niña y es lo único que hay que hacer. ¿Lo demás? Saldrá o no saldrá, pero si no se disfruta... ¿Al final de que sirve?¿Conseguir ser el mejor del mundo en algo que no te gusta hacer? ¿Que es eso? A parte de que no creo que sea posible. 

   Disfruto escribiendo estas líneas. No se si sirven para algo o no, pero empieza a darme igual. Si lo hacen seré la persona más feliz del mundo, si no... lo seré igualmente. Porque al menos puedo escribirlas. No es que me conforme con poco, siempre quiero más. Por eso también salí de mi zona de confort durante unos días cogiendo el trabajo. Pero por buscar más no dejo de apreciar la brisa marina, poder estar sola un rato en casa o volver a entrar un año más a los de campeonatos de Cataluña. Que ahora mismo, aunque de por hecho que entraré, me sigue encantando el momento de mininervios antes de ver la lista de convocados, y sentirme feliz al ver mi nombre donde quiero que esté. 

   Venga va, voy a intentar que este blog tenga más movimiento, a aprender un poco del mundillo. 

   P.D: Felicidades guapa, espero de verdad que llegues muy lejos. Se que te lo mereces. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Cuando las cosas salen mal.

   Dar tiempo, esfuerzo, dinero, ilusión, pasión, ganas... Darlo todo por un objetivo. Y que de repente veas que este no se consigue, y no sabes bien bien porqué.

   Entonces viene el momento de pararse, de reflexionar. ¿Qué está pasando exactamente? No he estado pensando 100% en lo que tenía que pensar, no he dado el 100%, no he sabido reaccionar, no he sabido hacer correctamente la técnica, no he aguantado la presión, no he creído en mi mismo, había factores externos que influenciaban... ¿Cuál ha sido el principal problema? O el conjunto de problemas que me han llevado hasta este punto.

   Primero hay que tener claro esto. Y tener claro que nos toca cagarnos en todo, llorar, patalear, chillar, DESHAOGARNOS. Es necesario. Y es signo de que realmente nos importa aquello que estamos haciendo, que lo vivimos con todos nuestros poros de la piel.

   Pero luego no hay más que revalorar que hemos hecho mal, y que podemos llegar a hacer para mejorarlo. E intentarlo con todo el alma. Volver a intentar. Volver a fallar. Volver a aprender.

   Los objetivos se han de tener. Para poder tener un porqué. O del porqué al final salen objetivos, ya ni lo sé.

   Sólo se que los objetivos me hacen ser mejor, y no sólo en el sentido de conseguirlos o no. Sino que también me dan la capacidad de aprender a decepcionarme, aprender que las cosas no son siempre justas, aprender que hay que seguir mirando para delante, aprender a darlo todo, aprender a ser constante, aprender a cambiar, aprender a luchar, aprender a vivir al máximo.

   Al final la parte más bonita, y que más nos llena, es el camino. La victoria sólo nos dará un momento de euforia y motivación para redactar un nuevo objetivo.

   Disfrutad de todo lo que hacéis. Salga bien o salga mal, si  realmente os gusta ya tendréis prácticamente todo ganado.

viernes, 15 de mayo de 2015

Siempre.

Relato breve.

   
   Dicen que la gente le tiene miedo a la muerte. Pero, sinceramente, yo no me lo creo. Se puede llegar a tener miedo a sufrir, tanto física como psicológicamente. Aunque con todo lo que pasamos a lo largo de la vida, ¿Qué más dará padecer un poco en la muerte?

   Personalmente, yo siento más intriga que miedo. El preguntarse qué hay después de todo esto, puede ser un gran enigma. ¿Todo es un sueño? ¿El cielo y el infierno? ¿No hay nada?

   Si os digo la verdad, creo que lo peor que nos podemos encontrar tras fallecer es otra vida, otra vida al menos como la mía. Empecemos por el principio:

   Nací en una familia corriente en medio de la gran ciudad. Sin grandes problemas ni grandes decepciones. Fui creciendo. Siempre con el amor de mi familia, conociendo a miles de personas que hacían mi día a día más ameno, centrándome con facilidad en los estudios, posteriormente en el trabajo, etc.

   En fin, una vida que aparentemente no tiene ninguna complicación. Y con la cual, mucha gente debe soñar.

   Pero a mí no me gusta, es más, la odio. ¿Por qué? Porque a pesar de estar haciendo cosas con ella, no sé lo que hago. Porque a pesar de saber mi nombre, mi casa, mi trabajo, mi familia, mis amigos; no sé quién soy. Eso, señoras y señores, es lo peor que os puede llegar a pasar.

   Todos los conocimientos que tengo en mi cabeza; de ciencias, de letras, de lo más típico a lo más curioso, de lo más simple a lo más complejo… no me sirven de nada.

   Toda mi vida fue diseñada antes de que yo naciera, milímetro a milímetro, paso a paso. Solo dejaron para mí la acción de vivirla poco a poco. Pero eso sí, pude disfrutar de la máxima expresión de mis sentimientos: el amor.

   Supongo que esta sociedad se empeña tanto en encontrar el amor verdadero, perfecto, especial, mágico... O como le quieran llamar; porqué al fin y al cabo es de las pocas cosas que nos quedan.
   
   En cuanto a este, era una vida normal. Iban pasando personas por mi vida y yo soñaba con los cuentos de príncipes y princesas.

   Entonces, llegó él. Me hacía sentir tan bien que las horas desaparecían con su presencia, me hacia volar y tocar las nubes. Nos compenetrábamos como nadie. Nos apoyábamos. Nos discutíamos y reconciliábamos en segundos. Reíamos. Crecíamos. Aprendiendo el uno del otro. Pasábamos miles de noches en vela, el uno junto al otro. Era perfecto. Nuestro amor crecía día a día. Era especial. Nunca había imaginado poder querer a alguien así. Ni me puedo imaginar querer más que eso. Le amaba y él a mí.

   Aún no entiendo que pasó. Por qué todo cambió. Tampoco sé la fecha exacta. Era todo tan complejo y delicado… Ahora ya está todo claro, no hay vuelta a atrás.

   Llega cada día a casa malhumorado sin motivo aparente. Un portazo. Se me estremece todo el cuerpo y las cicatrices del día anterior se sienten con más intensidad. No quiero que me vuelva a pegar, no lo puedo soportar. Pero sin saber el porqué, ni cómo, lo soporto.

   Mientras, en mi interior, puedo notar como las heridas del corazón duelen más que cualquier golpe. Preguntándome a mi misma como he llegado a esta situación. ¿Por qué no me sigues llamando cariño? ¿Por qué yo, que era tu estrella, he dejado de brillar sin motivo? ¿Por qué no consigo derramar una sola lágrima? ¿Será que ya no me quedan más en mi interior porqué te las has quedado tu todas? No obtengo respuestas.

   Ya no me quieres. Y no consigo dejarte. No consigo dejarte porqué mi vida siempre ha sido fácil. Nunca me había enfrentado a cosas tan hermosas como tu vieja sonrisa que no logro encontrar. Nunca había tenido grandes problemas. Nunca había aprendido de errores, no había cometido muchos. Nunca había necesitado sacar fuerzas de mi interior para cambiar las cosas y empezar de cero.

   Como nunca lo hice, ahora tampoco puedo. Por eso, os dejo este consejo: equivocaros, fallar, cambiar, crecer, mejorar. Porqué sino, cuando necesitéis esas experiencias de verdad, no estarán allí para ayudaros.

   Y a ti, el amor de mi vida, espero que lleves el peso de mi muerte en la conciencia por siempre. No por venganza, sino para que aprendas. Aprende y olvida el intrigante motivo por el cual te volviste una pesadilla para mis días. Vuelve a vivir, sé que puedes.


   Con esta carta, dejo este mundo voluntariamente antes de que tú me lo arrebates cualquier día. Siempre te querré.

viernes, 1 de mayo de 2015

Épocas de cambio.

   No hay nada mejor para reflexionar sobre el cambio que ir a hacer una vista a tu antiguo colegio, saludar a aquellos que siguen ahí como si no pasara el tiempo, volver a ver las aulas, los posters, los de segundo de bachillerato nerviosos por la selectividad... Y el mismo día ir a la oficina de la seguridad social a darte de alta, porque en poco firmarás tu primer contrato y empezarás a trabajar. Un día completo para mirar al pasado y al futuro. 

   Parece una tontería, pero los días así son estrictamente necesarios. Me encanta ver como las cosas evolucionan, como cambian. No se bien bien si mejoran o empeoran. Realmente todos los momentos tienen su que. ¿Es más emocionante empezar tu primer trabajo o hacer la selectividad? Me gustan esos nervios de no saber lo que va a venir por delante. 

   Claramente, me gusta porque se trata de un nerviosismo controlado. Se que estoy lista para el reto y quiero hacerlo. La vida ha de estar llena de esos momentos, de esos pasos que te revuelven el estomago y al mismo tiempo te dibujan una sonrisa en la cara. Para mi al menos, es una sensación de estar realmente viva. 

   Por todo esto, y mucho más, es por lo que me encanta competir. Sin saber como, cada vez me gusta más. Colocarte delante del starting, respirar unos segundos y saber que tienes lo que hay que tener. Lo mismo. Y solo hay que sacarlo. 

   Las épocas de cambio son como estos momentos antes de que suene el disparo. Sabes lo que llevas detrás, pero no sabes lo que viene por delante. Y lo creáis o no, lo que viene delante depende únicamente de vosotros. Puede que llevéis unos entrenamientos, una experiencia, detrás que fallar en la carrera ha de ser difícil; o puede que vengáis de lesiones o malos momentos. Pero a partir del disparo nada importará. En ese instante solo importará el presente, lo que hagas. Y no será justo ni injusto, simplemente será. 

   Hay que estar preparados para el resultado de nuestras carreras. No siempre salen bien a pesar de dejarse la vida y media en el intento. En cambio, otras veces salen genial y no sabes ni de donde ha salido el resultado. Pero pase lo que pase, hay que mirar atrás, valorar lo que se has vivido, si has dado lo mejor de ti... Y al instante siguiente, media vuelta y para a delante, a por la siguiente carrera, a por el siguiente cambio. 

"Todo fluye, nada permanece." Heráclito

Lo más constante en esta vida es el cambio.

domingo, 19 de abril de 2015

Descansar.

   Se acabo, estoy cansada. ¿Me voy a dormir a las 11? Pues me voy a dormir a las 11. ¿Cual es el problema? La verdad es que no entiendo muy bien porque me parece temprano. ¡Antes era mi hora de ir a dormir! Que mal acostumbrada estoy últimamente. Esto no es normal. Si total, a estas horas ya no hago nada. Mirar el ordenador empanada sin ninguna finalidad. Pero parece como si me diera pena irme a la cama porque en el reloj pone 23:00. El día que se le vaya la olla y se quede bloqueado en una hora así verás tú. Espero darme cuenta, si no... veré amanecer. 

   Soy "famosa" por la cantidad de cosas que hago en muy poco tiempo. Pero antes de ir a dormir, esto es un desmadre. El tiempo vuela. Al menos ahora tengo el blog, y en este rato puedo escribir. Pero es casi imposible que me ponga a hacer algo hiperproductivo. ¿Como se organza uno bien el tiempo? ¿Como puede ser que haya personas que parece que pueden hacer de todo y todo perfecto, y luego haya otras que en unos años miren hacia atrás y de repente se den cuenta de que han hecho cuatro cosas mal contadas?

   Sinceramente, yo creo que la única y gran respuesta a esta pregunta, y también ha muchas otras, es simplemente: la actitud. No hablo de buenas o malas actitudes. Hablo de tener la forma de hacer y estar, en cada momento y lugar, de forma adecuada. 

   Parece que me refiera a estar bien sentado en la mesa y dar las gracias cuando te abren una puerta. No no. Vamos a ver. Por ejemplo. Yo llevo un rato Facebook arriba, Facebook abajo. Esto no tiene nada de productivo. En cambio, si me pongo a estudiar, que debería, se que no voy a aprovechar el tiempo y me voy a tener que leer cinco veces cada linea del texto. Porque yo, señoras y señores, ya no soy persona después de cenar. Entonces, ¿que hago? Pues una actividad que no me requiera gran potencia mental y que a la vez pueda servir de algo, o que al menos me haga sentir bien a mí. Porque chicos, digáis lo que digáis todo el mundo es egocéntrico. Lo malo es que esta palabra ha llegado a tener una mala connotación social. Pero sinceramente, en su debido grado y medida no es tan malo. ¡Y es inevitable! 

   Este es mi momento de relax. De no pensar en mi día a día. Pues eso, considero que mi actitud es perfecta para el momento. Todos necesitamos descansar, de esa manera posteriormente también se puede obtener un mejor rendimiento. 

   Pero, ¿que pasa? Esto no sirve de escusa para estar todo el tiempo rascándose la barriga. Esto significa que va a haber otros momentos adecuados para plantearse metas, para organizar como avanzar en el camino y, sobre todo, para hacer. El descanso va bien, pero cuando es excesivo llega a cansar. Un poco paradójico. 

   Ahora estoy 100% en modo #Relax. Pero mañana me levantaré y mi actitud pasará a dar mi máximo estudiando, mi máximo en cada segundo del entreno, mi máximo al hablar y compartir emociones con las personas que me rodean y, otra vez, dará mi máximo en mi momento de descanso. 

    En un suspiro, donde me doy cuenta del eterno retorno. 


martes, 7 de abril de 2015

¿Esto sirve de algo?

   Después de ver la repercusión de unas palabras he alucinado. Desde luego; se que las ideas plasmadas en imágenes, letras, música... pueden llegar a tener una influencia brutal en las personas y en la sociedad. Y creo que mucha gente no está concienciada de hasta que punto esto sucede. Pero, al menos a mi, me cuesta darme cuenta de lo que uno es capaz. 

   No nos vengamos arriba, no he hecho nada extraordinario. Pero realmente me ha sorprendido como se ha acogido mi idea. De verdad. Sienta muy bien volver a hablar con personas que hacía tiempo que no sabías nada de ellas; únicamente porque les ha parecido buena idea. Y ya ni te cuento si te escriben animándote a seguir y apoyándote en tu intento por crear algo propio. 

   Así que solo he de decir una cosa: GRACIAS. No quiero ser demasiado pelota. Pero realmente en esta sociedad nos falta, de vez en cuando, agradecer las cosas a los demás. Aunque se den por sobreentendido y sea obvio, ¿a que no sienta nada mal que te lo digan? Pues aquí estamos, practicando un poco la teoría. Dando gracias a todas las personas que se han cruzado por mi camino en un momento o otro, con más o menos repercusión, haciéndome reír o haciéndome más fuerte, aguantándome o pasando de mi olímpicamente... Incluso al chico del autobús con el que intercambié muchas miradas en su momento, pero no llegué a intercambiar ninguna palabra. Todos han tenido influencia de algún modo u otro sobre mí. Y lo agradezco. Porque me gusta lo que soy. 

   Al fin y al cabo, hay mil cosas por lo que dar gracias: a poder hacer lo que a uno le gusta, a que le dejen ser uno mismo, a luchar por los propios sueños, a saber valorar lo que se tiene, a vivir sin grandes problemas... Y muchas veces no nos damos cuenta o no lo apreciamos al completo. 

   Dejándonos de tantos arco iris y unicornios. El mundo no es solo un desprendimiento de buenas acciones y vidas completas. Y todos lo sabemos, solo es necesario encender la televisión y poner las noticias de turno. Pero ante este solo me queda decir: Gracias. Porque el mundo, y nuestro propio interior, no es perfecto. Así se nos presenta la posibilidad de poder luchar y cambiarlo. La posibilidad de tener metas, objetivos y conseguir que la vida tenga sentido. 

    "La felicidad es la sensación de que la vida tiene sentido". 



lunes, 30 de marzo de 2015

Primeras anotaciones.

   Después de unas semanitas de reflexión he decidido iniciar un blog. ¿Por qué? Sinceramente no lo sé, hay muchas cosas en mi vida de las cuales podría obtener una justificación de porque las hago. Pero si realmente se indaga en el sentido real, no tengo ni puñetera idea. Y creo que como yo, nadie. Al fin y al cabo todo lo vamos a hacer por sentirnos bien, y punto.

   Partiendo de este egocentrismo inicial voy a exponer el porqué de una forma más natural. Voy a empezar a redactar estas líneas en busca de un aliciente, una reflexión, una ayuda…

   En enero me leí, gracias a una amiga de la universidad, un libro redactado por Josef Ajram. Hasta entonces no sabía mucho de la existencia de este hombre, ni de bolsa, ni nada de ultrafondo… como mucho sí que me sonaban las brutalidades de Kilian Jornet. Pero poco más.


   A lo que iba. En uno de los capítulos de este libro, “No sé dónde está mi limite, pero sí donde no está”, hace una reflexión sobre las redes sociales y lo que se puede llegar a conseguir a partir de estas. Cosas que no se podía llegar a imaginar uno, y que suceden. Aquí empezó mi reflexión.

   Por otro lado, una de las personas que más admiro y que tengo la suerte de poder disfrutar de su presencia prácticamente cada día, tiene un blog. Viendo lo bien que me hablaba de ello y viéndolo desde un punto de vista tan cercano, me ha incitado en cierto modo a iniciarme en este camino. ¿Me influencia demasiado? No lo creo, y espero que no sea así; pero si lo hace al menos espero que sea hacia positivo. Me hace querer ser mejor persona.

   Así que de forma resumida, empiezo con esto. No sé cuánto va a durar mi motivación, pero voy a intentar organizar mis ideas con las teclas del ordenador, explicar historias ajenas y propias, y sobre todo disfrutar de ello.

   P.D.: Habrá muchas faltas de ortografía. Lo sé. Estamos en proceso de mejora. Pero agradezco las críticas constructivas, sobre esto o sobre cualquier otra cosa.