viernes, 18 de noviembre de 2016

STOP

   Estoy cansada. De no parar. De no tener ni un momento para escribir o pasar las fotografías del fin de semana al ordenador. Un momento para mí.

   Me encanta todo lo que hago y no quiero dejar de hacerlo. Pero necesito un stop. Un parón, un reset unos días. No aguanto la presión de estudiar algo como si tuviera un embudo porque sino no llego a las fechas de los exámenes. Lo estudiaría con pasión y ganas, pero ahora no puedo así.

   He pasado unos meses con demasiados contratiempos. Demasiadas cosas pequeñas que se van juntando y se van juntando. Y sin darte cuenta de golpe te encuentras delante de un temario que te apasiona pero no quieres continuar leyendo. Pero has de hacerlo, y sabes que lo harás.

   Ha sido un no parar, encadenar un trabajo con un examen y con otro examen y otro trabajo. Y aún me queda por delante. Y tener que afrontar problemillas de trabajar, de pagar, de amistades, de organización, de objetivos no cumplidos.

   A de más ves y ves que no se cumplen las expectativas de tus resultados. ¿Entonces como le dices a tu futuro tú que sí que está preparado para lo que tiene delante porque anteriormente se lo ha currado? Si no te lo puedes creer ahora… ¿Por qué vas a creer en ello en un futuro?

   Empiezo a estar demasiado acostumbrada a que mis expectativas no se cumplan. A tener el listón demasiado alto. Y acabando así quejándome de cualquier cosa.

   Necesito no depender de nadie, y a la vez me siento tan vulnerable que necesito buscar a alguien. Y no quiero hacerlo, quiero superarlo sola.

   Coger carrerilla para por fin conseguir lo que sea. 

lunes, 26 de septiembre de 2016

Días 9 y 10. Primera parte. Marruecos 2016.

   Único. Es único el primer momento en el que te ves envalenta entre dunas. También fue única la noche.

   Pero vamos a empezar desde el principio. Y os he de ser sincera, el cansancio de los días acumulados hizo que no redactara todo en Marruecos, voy a hacerlo parte ahora desde la memoria. Pero os aseguro que no faltará detalle, porque cosas así no se olvidan con facilidad.

   Nos despertamos pronto con la alerta de no saber en qué hora vivíamos. Unos móviles marcaban que se había adelantado una hora, cosa que pasa al acabar el Ramadán, y que por lo tanto iríamos una hora tarde de lo previsto. Las chicas medio estresada, pero claro… los lugareños no, esa tranquilidad de ir sin horarios casi siempre me desconcierta. Desayunamos con la incertidumbre y cuando nos subimos a la furgoneta avisan de que es falsa alarma, que la hora se cambia el domingo.

   Empieza el viaje. Parece que justo dejamos atrás unas nubes con inicio de lluvia. Hacemos alguna que otra parada para el avituallamiento, agua sobre todo. A medida que vamos ganando quilómetros los grados van aumentando y nuestra inquietud en los asientos de una furgoneta no muy grande y sin aire acondicionado también.

   Paramos a comer, pero no sin antes hacer una súper compra de fulares largos para poder hacernos luego turbantes; y aprovechamos para comprar alguno más para regalar.

   El momento de mayor agobio por el calor que he pasado en mi vida. La hora de la comida, en un establecimiento de techo bajito, sin ventilación, situado justo encima de la cocina del lugar y con todas las bebidas servidas a temperatura ambiente; casi hirviendo vamos. Y luego otra vez a meternos en la furgoneta.

   Mucho calor y muchas horas. Desde las 8 que salimos hasta las 17:30 que llegamos. Pero aprovechando para divertirnos cantando a todo volumen, jugando a algún que otro juego y disfrutando del paisaje. Vi de todo por la ventana: desde montañas rojizas combinadas con verdes plantas, a llanuras marrones que no se acababan nunca. Todo precioso.

   Y al fin llegamos. Parecía imposible. El hotel a un lado y todas las dunas de arena al otro con unos pocos dromedarios sentados al sol. La entrada preciosa, muy característica de la zona. Y al fondo… ¡Aleluya! ¡Una piscina! Preciosa, con todas las habitaciones alrededor.

   Se presentó el dueño del lugar, entre chiste y chiste, y nos asignó unas habitaciones para dejar nuestras cosas y poder cambiarnos.

   Directas a ponernos el bikini. Salir de la habitación, con el aire caliente en la cara y de golpe… Al agua. ¡Helada! ¿Cómo es posible? Supongo que también debe afectar el contraste con la temperatura exterior.


Y para nuestra sorpresa nos traen una bandeja llena de vasitos de té. La verdad es que la combinación de las risas de todas haciendo el tonto, el aire caliente en el exterior, un agua helada y un té hirviendo que te llenaba por dentro… Hacían una combinación mágica. 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Aceptar.

   ¿Que pasa cuando haces algo mal? ¿Querías hacerlo? Y si es así, ¿Por qué? ¿Realmente está mal? 

   Creo que gran parte de mis dudas, calentamientos de cabeza y tristezas de mi vida han rondado al rededor de estos temas. Y al final... ¿Que tengo? Enfado. Enfado con la sociedad que impone un bien y un mal, enfado porque a veces no queda otro remedio, y enfado por no haber entendido antes todo esto. No pasa nada. En poco pasará a ser una resignación sin ningún tipo de sentimiento negativo por mi parte. Ya no. 

   Lo que a mi me parece ser "el mal" es cuando uno se queda cruzado de brazos, sin hacer nada, y solo se lamenta por las desgracias de alrededor y no mueve ni un dedo para cambiarlas; o se aceptan como parte del mundo. Como si, por ejemplo, la pobreza fuera una catástrofe natural (Frase de Desgravell); como si nosotros no formáramos parte de ello. 

   Cuando NO se dan oportunidades, cuando se hiere a consciencia, cuando se actua según los prejuicios de una manera injusta, cuando NO se disfruta de cada instante y se desperdicia todo aquello que nos ofrece la vida... "El mal".

   Me he fallado a mi misma más de una y de dos veces; y al final lo que me diga la gente no va a ser lo peor. Va a ser mi propia culpa. La capacidad de perdonarse a uno mismo no siempre es fácil de encontrar. Al final, uno no puede anclarse en el pasado. Hay que abrir las alas y seguir volando. 

   Pero cuando ya has sanado y alguien va y te mete el dedo dentro de la llaga... Molesta de cojones. ¿Por qué? ¿Por qué la gente se mete a veces donde no le toca? Lo peor es que me entran ganas de dar explicaciones. ¡Porque tiene explicación! Pero al final siempre hay alguna mente cerrada que, aunque se lo expliques, parece que la imagen que se ha hecho de ti es inamovible. Entonces ¿Para qué? Siempre habrá gente en tu contra. Es parte de la belleza del ser humano, la variedad de opinión. 

   ¡Ojo! Que esta diversidad de pensamiento no es la creadora de conflictos. El conflicto es creado a partir de que intentamos, me incluyo a veces, que los demás piensen o actúen como nosotros mismos. Este es el gran error. ¿Por qué queremos destruir la variedad? Con lo bonito que es aceptar a las personas tal y como son... A veces parece que solo utilizamos esta frase para hablar del amor romántico. ¿Y por qué con los demás no?

   Me podéis decir que entonces yo también estoy intentando imponer un pensamiento a partir de estas líneas. Y que por lo tanto me estoy contradiciendo. Pero yo no impongo nada a nadie, solo muestro mi reflexión. Por si ayuda, o incluso por si puede llegar a cambiar la actitud de alguien frente a las cosas con un mayor positivismo y empatía. Pero a lo mejor viene alguien, con un argumento de estos que rompen con tus esquemas, y no me quedará otra que quitarme el sombrero. Volver a reflexionar. Y finalmente sacar nuevas ideas o conceptos. 

   Mi yo del futuro dirá. Porque somos diferentes a cada instante. Porque abrirnos a los demás sin imponernos puede llegar a cambiarnos la vida. 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Día 8. Marruecos 2016.

   Ayer fue súper bueno el final del Ramadán, comiendo las chicas que nos atrevimos a hacerlo y los chicos de aquí juntos en una sala pequeñita que utilizan como despacho.

   Esperando con la comida delante, los vasos ya con agua… y de repente suena el rezo por las calles. Era como el “¡A comer!” que chillan los padres en todas las casas. Todos de golpe con las manos en los platos; literal lo de las manos. Nosotras brindando y ellos riéndose.

   Muchas risas y felicidad. Contándonos que lo bueno del Ramadán, a parte de la experiencia de ponerse en la piel de la persona sin recursos, son las reuniones familiares a la noche. Como las navidades para nosotras, para que mentirnos.

   Fue especial.

   A de más, hoy hemos celebrado la fiesta del Eid al Fitr, la fiesta del final del Ramadán. Hemos ido a desayunar a casa de una familia que nos ha acogido muy cariñosamente. Una cantidad de comida espectacular, un salón precioso con todas las paredes con sofás, mil cojines y una gran alfombra en el suelo.

   Lo único que no nos ha gustado era que únicamente nos sirvieran la comida las mujeres, y que la actitud de los hombres dejaba bastante que desear.

   Después hemos ido a un rio cercano. Genial. ¡Qué bien sienta meter los pies, hacer un poco el cabra y hacer unas buenas fotos!

   Para la comida nos hemos parado en un pueblecito, en una zona muy verde donde hemos comido el cuscús típico de este día preparado por la súper familia que nos ha acogido hoy, y finalmente nos hemos estirado en la hierba verde a relajarnos un rato.

   Simplemente queda decir que con este grupo se está espectacular. Planeando de mil maneras volvernos a ver en España o en cualquier otro lugar del mundo.

   Luego hemos llegado al bosque de cedros. La verdad es que creo que todas nos esperábamos algo más; pero ha sido divertido jugar con los monos, ver cómo tiraban de los pantalones de algunas  e incluso como le quitaban a una la bolsa entera de cacahuetes directamente de la mano.

   La verdad es que estoy ya cansada, me toca ir a la cama que mañana hay excursión al desierto. ¡Dos días non stop! No me llevaré la libreta… Así que a ver que escribo a la vuelta. Y a ver si tengo fuerzas.

   De momento ya preparada para lo que venga, con tutorial de cómo ponerse un turbante incluido hoy gracias a uno de los chicos. Una pena que sólo nos puede acompañar al final uno de los coordinadores… Una decepción para muchos hoy.


   Y antes de ir a dormir me pongo aún más nerviosa. ¡Cómo si no fueran suficientes los nervios de saber que al día siguiente verás por primera vez en tu vida un desierto! (Uno de esos puntos que están en tu lista mental de “Cosas que hacer antes de morir”.) ¿Por qué me he puesto aún más nerviosa? Por enseñarle mis pensamientos a alguien. Por enseñarle a una de las chicas mis venazos de escritura, mi querido blog. 

martes, 23 de agosto de 2016

Día 7. Marruecos 2016.

   Hoy estoy de Ramadán. La cena de anoche fue genial; en un restaurante muy bonito, aunque bastante europeizado para lo que me hubiera gustado realmente. Venimos aquí para meternos en la cultura, ¿o no?

   La vuelta a casa mágica sin parar de cantar jugando al furor (que aún seguimos a medias en una partida, y que conste que voy ganando jaja), cantando también a grito pelado la música que sonaba en la furgoneta, sacando la cabeza por la ventana y dando golpes al techo; cada una más loca que la anterior. Y como fondo de la estampa un cielo a rebosar de estrellas.

   Llegamos a casa. Esperamos a que fueran las 2 de la noche para empezar a hacer la última cena del día; con la puntualidad que me esperaba… vamos, que más tarde de las 2 empezamos. Pero teníamos hasta el rezo de las 3 para comer y beber. 

   Finalmente cinco de las chicas decidimos hacer Ramadán. Pero una de ellas prefirió dormir antes que comer; así que fuimos cuatro chicas, medio dormidas y sin hambre, sentadas alrededor de la mesa con ellos, cuatro chicos de allí que parecía que conociéramos de toda la vida. Con la mano derecha, a comer directamente del Tajín (no con la izquierda, ¡eh!). Acabando a reventar, que ni siquiera pude con la sandia de postre. Bebiendo litros de agua; y cuando ya habíamos agotado existencias saltan: “Mejor que no bebáis mucho que luego se tiene más sed”. Muchas gracias… Un poco tarde.

   Despertar. Lo malo para mí fue juntar el acostarse con la barriga a reventar y el haber dormido poco. Estaba modo resaca con la boca seca y dolor de cabeza. Era una sensación muy parecida a la de después de un día fuerte de fiesta, pero sin poder beber agua.

(Ahora que estoy pasando mis anotaciones al ordenador estoy segura que si lo volviera a hacer no comería ni bebería tanto el día de antes; incluso a lo mejor me iba a dormir sin hacer la última cena. Levantarse tan pronto… yo necesito mis horas de sueño.)

   Por suerte, el hecho de no tener que desayunar nos daba unos minutos más en la cama. Pero en poco rato, ¡a por el proyecto! En este ha habido poca actividad; que casi peor porque me entraba más sueño. Pero bueno, mi genial compañera ha tenido una genial idea y entre las dos hemos empezado a desarrollarla. Crearemos material a partir de cartón y pintura, y les enseñaremos un poquito sobre el método Perfetti; que parece que aquí no lo desarrollan. Ya están hechos los bocetos.


   Lo mejor del día… Haber dormido  el rato de la comida más el rato de siesta, y me he despertado como nueva. Todo había sido mala noche; eso sí, sigo con la boca seca. 
Imagen de la pizarra que cada día nos alegraba con una frase diferente, distinta, que salía del interior de cada una de nosotras. Aportando nuestro granito de arena a la motivación general del grupo. Y dando un punto de vista del mundo único y personal. 

domingo, 31 de julio de 2016

Día 6. Marruecos 2016.

   Una mañana genial, por fin, del proyecto de rehabilitación. Consiguiendo en poco que una peque me mantenga la cabeza recta con el juego táctil (hipotónica, sin oído ni visión). Me siento muy orgullosa. Un par de pacientes más y a redactar historias clínicas un poco. Por cierto, en un teclado con las letras colocadas diferente (tipo francés) y encima con letras de alfabeto árabe superpuestas; un caos para intentar escribir mínimamente rápido.

   Pero llegamos a la casa al medio día,  y aparecen malos humos. Quejas por mil lados. Y al final, he encontrado el detonante.

   Básicamente ha habido un descontrol en la entrada de niños en la escuela, con lo que todas las actividades se han visto demasiado abarrotadas; han entrado muchos que no estaban apuntados, y no hay voluntarios suficientes para atender a tantos. Esto ha generado descontrol, impotencia y un cansancio general en muchas de las chicas; y con ello han surgido molestias en todos los campos, que antes no se les estaba dando importancia. Que si la comida es escasa, que si poco variada, que si no se quien no trabaja, que si no sabemos dónde va el dinero, que si hay poco material, que si no se organizan, etc.

   Bueno, que al final todo hablado. Y yo intentando que, a parte de proponer todos los cambios que se han redactado de forma muy correcta en una lista, luego las chicas le resten importancia a la situación. Hay que seguir disfrutando de la experiencia, e intentar seguir dando lo mejor de cada una de nosotras en cada momento; y eso no se hace con caras largas. ¿Qué no se cumplen todos los objetivos de la lista? Parece que no se puede hacer mucho más de lo que ya hemos hecho, así que a disfrutar y a olvidarse. Que se entienda que hay muchas cosas que también son culturales y difíciles de controlar. ¿Poca organización con los horarios? Pero si mi autocar tenía que llegar a las 7 y llegó a las 9:15; si en el centro de rehabilitación los pacientes tienen horas establecidas y vienen cuando quieren/pueden (o no vienen sin decir nada claro); que si para coger un taxi has de esperar a que ese se llene y vete a saber lo que tarda…

   Hablando de taxis. Increíble la ida a Azrou en un coche con bastantes años, con dos personas en el sitio del copiloto, con 5 personas en la parte posterior; obviamente no hablemos de cinturones; a una velocidad importante, pero sin poder saberla porque la aguja estaba todo el rato en el 0, la aguja de la gasolina también a 0, adelantando como si le fuera la vida en una carreterita de doble dirección con un camión viniendo de cara… Y las chicas dentro del taxi medio chillando y riéndose a la vez; y otra indignadísima porque no dejaba distancia de seguridad con las bicicletas. El taxista se reía, claro.

   Al fin pisamos suelo en Azrou. A ver cómo se vive por las calles de este lugar una cena del mes de Ramadán. De hecho, hay un par de chicas que están pensando en hacer ayuno mañana con ellos; yo entre ellas. (Información importante: no beber ni comer nada desde el rezo de las 3 de la mañana hasta el rezo con la puesta de sol que cae aproximadamente sobre las 7:30-8 de la tarde)


   Solo por saber cómo lo experimentan, por meterse en la cultura, por ponerse en la piel durante un día (como ellos nos explican) de una persona que no tiene nada. Solo por la empatía que estoy buscando al venir aquí. 

sábado, 30 de julio de 2016

Día 5. Marruecos 2016.

   Esta tarde, después de otra mañana intensa ayudando en el proyecto de pintura, ha tocado excursión a la montaña. Después de la clase de árabe, claro.

   No esperábamos menos, solo salir a la calle ya estaban todos los niños siguiéndonos; han subido con nosotras.

   Unas vistas preciosas del pueblo, junto a una compañía difícil de mejorar; una combinación perfecta. Respirar profundamente en todo lo alto de la montaña, con risas de niños y voluntarias de fondo, mientras el sol empieza a caer…. No tiene precio.

   Al bajar la montaña un niño me ha preguntado si estaba bien porque me ha visto detenerme y mirarme las piernas (¡Lo ha dicho en árabe y le he entendido!). Son una monada la mayoría, muy cariñosos, se preocupan un montón, no paran quietos, se apuntan a todo y hacen mucho caso a la mínima que les llamas la atención por estar haciendo alguna travesura. Como en todos lados claro que hay el típico niño chulito, pero muy pocos, y unas cuantas niñas súper coquetas.

   En algún momento te das cuenta de que alguno de ellos es un poco machista, lo que ven en casa. Pero es un pequeño porcentaje, que aumenta un poco con la edad. Hablando, observas que no todos tienen esa percepción aunque algunos sí que lo detecten.

   Por otro lado, hay mujeres muy contentas y felices con su vida de ama de casa, su forma de ser y pensar. También nos han comentado que muchas no únicamente se encargan de la casa, niños, etc. Hacen más cosas. Pero…. ¿El hombre ayuda en casa? Eso es otra cosa, eso es menos habitual; aunque existe. Por ello cuando sales a dar una vuelta por los pueblos a según qué horas no ves prácticamente a mujeres; porque están cocinando para la comida, para la cena…

    Y ahora, después de explicarnos los chicos las tradiciones y la cultura de la zona, toca irse a dormir. Con tanto debate en mi cabeza, más el que ha habido en la sala, tengo la cabeza que me va a explotar.

   Realmente hay conceptos de la religión que me han sorprendido. Que esté permitido el divorcio, y que lo pueda decidir la mujer. Que el origen de casarse con hasta tres mujeres viniera de poder ayudar cuando había muchas niñas que necesitaban como ser “adoptadas”, que ahora no tienen esa mentalidad. Y en el caso de que se quiera casar con más de una la primera mujer tendrá que haber aceptado en el momento de casarse que el hombre se podrá casar con otras.

   Pero claro, ¿Por qué se ha de tapar la mujer? A más tapada, más respeto a Dios. Aunque los chicos ya nos decían que se sabía que  muchas muy tapadas eran “religiosamente poco correctas” y en cambio, algunas que no se tapaban sí que podían ser correctas. El postureo de toda la vida.


   Así que me voy a dormir, con una reflexión aún no muy definida a cerca del machismo en estos lugares. Al final será más tema cultural, y de que cada uno interpreta las religiones como les da la gana… 

domingo, 24 de julio de 2016

Día 4. Marruecos 2016.

   Madre mía, hoy estoy muerta. Se empieza a notar el paso de los días; a de más de que hoy ha sido un no parar.

   Ha tocado turno de limpieza. Nos dividimos el trabajo de tal manera que solo te tocan dos días de trabajo, acompañada de un par de compañeras. Despiértate más rápido para poner la mesa a todos, recoge la mesa, friega los platos, recoge los yogures limpios para las actividades de los niños, ayuda a la actividad de pintura con brocha y pincel cubriendo todas las paredes de la sala y su techo, dúchate porque estás llena de pintura, pon la mesa para comer, quita la mesa, lava los platos, limpia los baños (agujeros en el suelo); pus… que uno está atascado (porque el papel de váter va a una papelera, ¡no al agujero!); limpia las duchas, las picas, el suelo, clase de árabe….¡Y reunión! Qué bien que el grupo de rehabilitación no tenemos reunión. Así que aquí estoy mientras se reúnen, escribiendo y a descansar unos minutos. (Después de haberlas gravado a todas mientras hacían la siesta. Todas muertas.)

   Pero realmente… Espectacular el trabajo de pintura en el colegio. En dos mañanas la sala entera limada y pintada de blanco. Y pronto a pintar una superdecoración temática artística: teatro y música.

   La cuestión está en que este colegio recibe pocas ayudas de estado. Se quedan más dinero otros, como el que atiende a los niños del propio pueblo. En cambio, a este llegan hijos de campesinos y gente sin recursos que han de caminar hasta cuatro kilómetros para llegar a la escuela; en la que se dan únicamente clases de árabe, francés y matemáticas durante el curso lectivo. De esta manera, con esta sala, se pretende iniciar actividades más artísticas (teatro, música...) y también encarada a que aprendan a hablar delante de público.

   La escuela en si no necesita tantos repasos de pintura, porque los profesores ya se han encargado de ello; parece que se implican mucho, todo lo que pueden.

   Y ahora todas, sentadas en redonda en el suelo del rellano que une las habitaciones. Escuchando música y disfrutando de la compañía. A ello vamos. 

viernes, 22 de julio de 2016

Día 3. Marruecos 2016.

Tumbada en la cama con sueño. Acabamos de pintar un cartel precioso para dar la bienvenida a una de las voluntarias que llega tarde por culpa de cancelaciones y retrasos de vuelos. Un bonito detalle.

La verdad es que el grupo es espectacular. Una pena solo chicas, ha coincidido así; pero la verdad es que estoy sorprendida por la actitud y compañerismo de todas, y por las ganas de hacer mil cosas.

   Esta tarde, no sabíamos bien que hacer, y en un momento nos hemos puesto a bailar, siguiendo todas a una. Súper divertido, muchas risas. Cuando hemos tenido que dejar la sala, para que el centro diera comida a los más necesitados, nos hemos ido otra vez con los niños.

   Esa vez todo más natural y fácil. Sobre todo porque algunas de ellas ya habían estado jugando y enseñando a algunos de ellos por la mañana en los proyectos. Incluso uno de los niños se ha despedido con un beso a todas a la hora de ir a comer tras el ayuno. Una monada. Realmente son muy cercanos, cariñosos, y aceptan hacer todo lo que les propones, e incluso proponen ellos. Enseñándonos juegos donde utilizaban solo 4 piedras; la imaginación y el ingenio en persona.

   Antes de todo esto; primera clase de árabe. Muy divertida… Sobre todo cuando teníamos que pronunciar según que palabras. Y antes de esto; primer día de proyecto.

   Lástima que una ayuda que podrían aprovechar, y mucho, no lo hagan. La cuestión esta que con el tema del Ramadán y ser viernes, durante 4 horas han venido 2 pacientes; siendo 5 personas trabajando en el centro. Pero bueno, a nosotras tampono nos ha ido mal para observar cómo trabajan y cómo se organizan. Espero de verdad que en unos días aparezcan todos los pacientes de la lista, aunque también nos han comentado los problemas de un transporte pésimo para aquellos que han de venir de lejos.


   De momento, como mañana es fin de semana, nos va a tocar ayudar en los otros proyectos de la asociación; ya que el centro se encontrará cerrado. Así que mañana….  ¡A pintar y decorar la escuela! No será por cosas a hacer. 

jueves, 21 de julio de 2016

Día 2. Marruecos 2016.

   Andar por las calles de Sidi Addi mientras todos los lugareños observan tu paso. Está claro que se nos ve a la legua que no somos del lugar. Están todos a la sombra, esperando al rezo para poder empezar a comer y beber. Son fechas de Ramadán y está atardeciendo.

   Detrás nos siguen los niños y niñas del pueblo. No van a poder entrar en la casa donde dormimos todas las voluntarias (casualidad de que somos todas chicas), pero ellos nos siguen igualmente. Ha sido muy bonito, la típica escena que te imaginas pero no te la crees cuando la vives.

   Hemos salido de la casa de voluntarios y hemos dado un pequeño paseo hasta detenernos en una especie de plaza con un cuadrado de tierra central. Los niños, unos pocos, nos han visto y se han acercado de forma disimulada jugando con su pelota entre ellos. Nosotras hablábamos, diciendo que queríamos jugar con ellos pero no nos atrevíamos por el calzado que llevábamos y por su posible respuesta negativa. Así que decidimos probar a jugar con nosotras al “escondite inglés”, y en poco se nos quedan mirando; incluso aparecen más niños.

   Poco se tarda en entablar conversación con signos y con un poco de francés chapurreado de algún voluntario y de algún niño. Empieza el juego. Hacer equipos. Reír. Chutar la pelota. Una comunicación espectacular para no entendernos entre muchos. Y luego unos enseñando a otros, y otros enseñando a unos; juegos típicos de palmas, canciones y saltos.

   Felicidad en los niños y en las voluntarias; sin empezar si quiera el verdadero voluntariado. Que poco necesitamos para sonreír.

   De hecho, este día ha sido de adaptación. Por la mañana, nos enseñaron la escuela donde se llevarán a cabo 3 de los proyectos, y también el centro socio-sanitario donde se llevará a cabo el proyecto de rehabilitación en el cual yo participo.

   Luego dimos un paseo por un pueblo más grande cerca del nuestro, por Azrou (donde se encuentra el centro socio-sanitario). Observando todo tranquilo y sin gente. Con algún pequeño establecimiento abierto, pero sin actividad alguna. Otra vez, peculiaridades de venir en fechas de Ramadán.


   Ahora, las compañeras, sentadas en las literas superiores, leen a turnos un relato corto espectacular de un libro que se han traído. Dejo de escribir, para escuchar.

miércoles, 20 de julio de 2016

Día 1. Segunda parte. Marruecos 2016.

[Primera parte:  http://lauraflixdiez.blogspot.com.es/2016/07/dia-1-primera-parte-marruecos-2016.html]


   Subo a otro autocar diferente, donde me mandan. Y un chico se sienta a mi lado y me empieza a hablar en inglés. Por fin un idioma en común con alguien. Me dijo que llegaríamos a Azrou en unas dos horas, que caía sobre las 7. Perfecto, la hora que había calculado yo inicialmente al subirme al primer autocar. Así que envié un mensaje para que me recogieran a esa hora.

   Continuamos en una conversación muy agradable e interesante; pero se bajó antes y me quedé otra vez sola. Y llegaron las 7. Y no llegábamos a Azrou. Y me quedé sin batería en el móvil para poder comunicarme; momento ideal. Por suerte me dio por apuntar los teléfonos de las personas de referencia en un papel cuando me quedaba poca batería.

   Un hombre me ayudó, hablando también en inglés, me dejó su teléfono para intentar llamar. Pero parecía que los números no iban, lo intentamos y reintentamos, pero nada. En uno de los intentos me pasó el teléfono. Al otro lado me hablaron ofreciéndome casa para dormir y cenar en Azrou, pero eso no era lo que yo quería. Un amigo del chico me estaba ofreciendo hospitalidad, parece ser que es bastante habitual.

   A esto, iban pasando los minutos y yo me iba poniendo cada vez más nerviosa. Sola, en un país tan diferente, sin poderme comunicar con la mayoría de gente por el idioma, sin saber exactamente si habían recibido mi mensaje inicial o no, sin saber quien me esperaba (i es que había alguien) en Azrou, y sin saber cuándo tenía que bajarme de aquél autocar sin aire acondicionado  y con un exterior cada vez más oscuro.

   Encima va y nos paramos a hacer el desayuno del Ramadán. Así que se alargó más con una parada de unos 20-30 minutos. Dónde me ofrecían de comer y me miraban raro por no aceptarlo; que yo ya iba bien servida de algún bocadillo durante la tarde.

   Unos cuantos kilómetros más… Al fin veo un cartel con la palabra Azrou. Pero aquí no acaba la cosa. No me bajé en la siguiente parada porqué un hombre mayor me dijo que esa no era. Pero sí que era. Por suerte revisaron los tikets (de las pocas veces en todo el viaje), y en ese momento sí que el hombre empezó a decirme que me tenía que bajar. Cabe destacar que me dijo que no me tapara el pelo cuando me estaba poniendo un pañuelo en el cuello durante el viaje. Entre esa y alguna otra actitud llegué a la conclusión de que era “un viejo verde”, punto.

   Así que el autocar volvió a parar algo pasado la parada de buses para que yo me bajara. El problema era que yo había quedado en la misma y no sabía dónde estaba; ni siquiera sabía dónde estaba yo.
Así que caminé en la dirección de la cual venía el autocar. Pero finalmente decidí pedir ayuda. Necesité parar a una familia entera para poder entenderme con alguien; y no eran pocos. Ya que estaba probé otra vez el comodín de la llamada. Porque claro… Eran las 9:15 y no sabía si habría alguien esperándome.

   Esta vez, no sé porqué, uno de los números funcionó y me pude comunicar. Me dijeron que en 10-15 minutos estarían allí. Por fin. Pero que a ver si el chico del móvil prestado se podía quedar unos minutos. Aceptó a quedarse 5 minutos… Que por suerte no fueron necesarios.

   Solo entrar a la estación escucho mi nombre a la espalda. Felicidad máxima.

   Le di las gracias al chico que se iba a esperar conmigo, y pedí perdón al que había estado esperando. La verdad es que muchas personas me ayudaron en ese primer día, un buen comienzo.

   Esperamos unos minutos más hasta reunirnos con algunas personas más… ¡Y para la casa! Allí me habían guardado un poquito de cena típica, buenísima. Me encantó la imagen del saludo de todas las chicas en la habitación con mil literas y todas organizando sus cosas.


   Escogí mi litera. Por fin había llegado. Una súper experiencia de día. Y esto era sólo el principio. 

martes, 19 de julio de 2016

Día 1. Primera parte. Marruecos 2016.

   Me despierto a las 5 de la mañana y, a pesar de haber dormido 4 horas, tengo mucha energía. Con el lío del día anterior, con la cabeza en otras historias, me encuentro repasando la maleta sin darme cuenta aún de que es el día de partir a aquél voluntariado que había organizado a penas hacía un mes.

   Prepararnos, coger el coche, despedida en el aeropuerto…. Y paso el control y les pierdo de vista. Me quedo sola, respiro hondo; allá vamos. Andar hacia la zona W, encontrar la puerta, pasar mi primer control de pasaporte y 2 horas de vuelo.

   Al fin en mi destino, aeropuerto de Marrakech. No sé el porqué, pero me esperaba algo más de aeropuerto. Sólo dos paraditas para comprar tarjetas SIM y otra más para el intercambio de moneda. Bien… Necesitaba algo de información para saber dónde ir.

   Cabe destacar que quería ir a la cuidad de Marrakech y visitarla durante la mañana, y luego coger un autocar dirección Azrou. Pero poca idea tenía de cómo moverme de un sitio a otro, e incluso de cómo moverme por dentro de la cuidad. Poca información vi por internet, y poco tiempo tuve los días anteriores para investigar realmente a fondo.

   Así que nada, no me queda otra que acercarme a los taxis (los precios están marcados en un cartel, era lo más destacado que leí en internet). Pero no me sé la dirección exacta a dónde quiero ir, no se están mucho a entenderme y su modo de comercial intenso me pone nerviosa. Así que paso, y camino hacia un autobús dónde por suerte me entienden. Increíble el conductor; hablándome en español, recomendándome dónde bajar y que autobuses coger luego para ir a las estaciones de autocares que hacían viajes más largos. Todo apuntado y con un minimapa.

   Seguí sus consejos y me encuentro en lo que parece ser la plaza principal (que algo me había comentado ya algún amigo de este sitio antes de partir). Rodeada de coches, motocicletas, bicicletas, peatones… entrelazándose como si nada allí en medio. A un lado unos 30 carruajes de caballos y flores con sus respectivos dueños intentando llamar tu atención para que te des una vuelta. Algún encantador de serpientes, aunque parece que pocos y con poca actividad. Creo que no hay mucho ambiente a causa del Ramadán.

   Sigo andando con mi súper mochilón y mi cara de guiri total. Me adentro por las callejuelas, preciosas, con poca gente y algunos tenderetes abiertos con todas las cosas saliendo al centro de la calle como si te quisieran envolver. Un mundo totalmente diferente en el cual te vas introduciendo lentamente sin darte cuenta.

   Cansada del peso de la maleta me senté en un banco envuelto de jardines. Muchas personas descansaban también en las zonas con sombra; la mayoría callados, mirando, dejando el tiempo pasar. Creo que aquí el estrés no existe.

   Pero toca irse a Azrou. Así que sigo los consejos y cojo un autobús, con más o menos problemas, y llego a una estación de autocares de larga distancia. Allí pregunto, y parece que en esa estación no me pueden llevar. Pero me indican perfecto para ir a otra estación dónde supuestamente sí que hay.

   Ando unos 20-25 minutos bajo el Sol. Menos mal que ya sabía el tiempo que tardaba y realmente me apetecía la caminata.

   Al llagar había una para de taxis en la entrada; con lo que uno de ellos, de tantos, se me acercó a preguntar si me llevaba. Pero acabó acompañándome e indicándome a que autocar ir, hablando él con todos los que tenía que hablar y yo detrás siguiéndole. Así que ya me fue bien. Me pidió propina por las molestias, cómo no, ya me lo esperaba claro. Pero lo di a gusto porque me había solucionado el problema (aunque creo que realmente me metió en el autocar que no iba directo, y di rodeo).

   Son así, te hacen algún favor y luego te piden dinero por ello. Comercian a lo bestia y sin que te enteres. Por cierto, me olvidaba. Me pasó algo del estilo por las calles de Marrakech. A parte de que agobia, al menos a mí, que te estén llamando de todos lados para que les prestes atención y compres… Hay que conocerlos y verlos venir también de otras maneras.

   Un chico me pidió que le hiciera una fotografía a él, porque me vio con la cámara. Directamente ya pensé que luego me pediría dinero, que ya iba avisada yo. Pero accedí, ya que me daba reparo hacer fotos a la gente de allí sin  preguntar y a de más llevaba una pintas impresionantes (que ya lo haría a posta). Efectivamente, acabé pagando 20 dirhams (2 euros, porque no tenía más pequeño). Aunque esto también me dio para ver perfectamente el papel de enfadados en el que se meten de vez en cuando para intentar sacar dinero; de aquí saldrían buenos actores.

   La cuestión está en que me vio que tenía un billete de 50 dirhams (5 euros), y me lo pidió enfadado como si se lo mereciera. Pero después de unos segundos, de yo insistir que no, ya nada. El enfado desaparece tan rápido como aparece. Lo gracioso fue que me había olvidado de poner la tarjeta SD. Así que me gasté 20 dirhams en una foto imaginaria, más alguna foto suelta que no se guardó; por suerte poca cosa.

   Bueno, continúo con el viaje. Duermo un poco en el autocar. Y me despierto de tal manera que en unos minutos breves llegamos a la estación final de autocares. Pero yo no lo sé, y me quedo sola allí dentro. Era una hora que no me cuadraba como para haber hecho ya todo el trayecto, así que espero unos segundos. De repente el conductor me llama con gestos (único idioma de comunicación), cogemos mis cosas y; mientras seguía medio dormida y no entendía nada; entramos en una estación de autocares.

   El hombre palabrea con otro hombre mientras intercambiaban dinero, y yo sólo logro captar la palabra “Azrou”. Así que me señala y me manda seguir al otro hombre. Aquí viene el punto en el cual me acuerdo de una broma que me hizo un amigo; que me iban a cambiar por camellos. Me reí por dentro por la similitud de la situación, pero muy tranquila tampoco estaba. 

lunes, 18 de julio de 2016

Aquí y ahora.

   Dicen que un segundo te puede cambiar la vida. Este es uno de mis segundos, el entrar en casa después de una experiencia inolvidable; después de 18 días en Marruecos.

   Probablemente el cambio no haya sido causado por ese segundo. Probablemente lo haya sido por los segundos ya vividos. ¿Pero que importa? En aquellos segundos yo seguía en mi burbuja. Un súper mundo paralelo que os iré explicando para quien lo quiera conocer (siempre desde mi punto de vista); día a día, experiencia a experiencia, sentimiento a sentimiento.

   Y llegas a Barcelona, a casa, y la burbuja explota. Parece que ya no quieres estar aquí, quieres volver, viajar más, cambiar el mundo. Y lo harás. Pero ahora toca esperar, reflexionar y empezar a planear mil y una cosas.

  Entre tanto desconcierto del mundo que te envuelve te sientes incomoda. Pues no veáis la de cambios que he hecho en mi habitación para sentirme otra vez como en casa. Hay que cambiar para seguir siendo los mismos.

   Y ahora con la habitación reorganizada me planteo porque así y no de otra manera. He pasado a tomarme las cosas con más calma, a ser menos materialista (aunque yo pensaba ya que no lo era mucho). Me explico; tenía un corcho lleno de entradas de conciertos, de tikets de viajes, de pulseras de eventos, de trozos de tela de un día que hice yo que se qué... Y todo de golpe a la papelera. Ya no me hacen falta. Ya no necesito tenerlos para recordar el momento y para recodar lo bien que me lo pasé. Ahora por fin confio en mi propio cerebro. Por fin he vivido una experiencia en la que me he dado cuenta de que estaba "aquí y ahora", viviendo el presente. Y al final eso es lo que cuenta, y lo demás son solo objetos que intentaban reflejar mi miedo a no haber disfrutado al 100% aquellos días felices.

   Ahora sé que lo hago. Que disfruto de cada instante hasta el punto que me dejan sin aliento, o que me llenan los pulmones de paz y tranquilidad. Señoras y señores, ya tengo el alma de viajero y voluntario metida en el cuerpo, y nunca más la podré controlar.

miércoles, 8 de junio de 2016

Tengo miedo.

Tengo miedo. Últimamente creo que siento demasiado esta sensación.

Por un lado me da miedo que tantos cambios que he aplicado a mi vida para poder disfrutar más del atletismo al final no tengan su fruto. Divertirme me divierto más, eso lo tengo claro. Pero puede que sean demasiados sacrificios durante demasiados años para que después de todo no consiga avanzar. Y se acercan campeonatos. Y tengo miedo.

También me da miedo que esté dejando de lado demasiado mi carrera. Que la voy sacando, y va siendo fácil. Pero esa facilidad hace que no le dedique tiempo y llegue un punto que no sepa si realmente está siendo productivo. Y es más, se que quiero ser mejor, saber lo máximo, y la actitud que me da esta facilidad no me ayuda. Y me quedan mil cosas por saber y por aprender; que podrían ayudar a los demás. Y tengo miedo.

A pesar de lo seguro que se ve tengo miedo de perderte algún día. Que te canses o me canse de nuestras tonterías. Que a veces no te preste demasiada atención. Que me canse de tu amor desmesurado. Porque nunca se sabe como será el futuro por muy seguro que tengamos el presente. Y tengo miedo.

Y por supuesto. Me da miedo irme 15 días a un lugar desconocido, sin el apoyo allí de nadie, con una cultura tan diferente y con unas responsabilidades que no se siquiera muy bien cuáles son. Y cogiendo estos días los billetes me lleno de dudas y de nervios. Y tengo miedo.

¿Qué hago con todo este miedo? Intento aferrarme a los buenos resultados anteriores, a las buenas sensaciones, a la gente que me apoya a mi alrededor con optimismo, a las experiencias positivas de otros, al presente. Y evito aquellos comentarios u opiniones que me hacen alimentar el miedo.

¿Y al final que? ¿Qué voy a hacer? Pero a ver... ¿Qué es lo peor que podría pasar? Si pase lo que pase sé que seré capaz de superarlo y seguir a delante, y tener más metas, y llegar más lejos.

Pues sólo queda seguir. Y poco a poco notar como esta sensación va desapareciendo; paso a paso, día a día, línea a línea.

Porque el miedo momentáneo solo nos indica que no estamos en nuestra zona de confort, que nos movemos, que avanzamos. Sólo hay que dejar que no se establezca. Y ser más fuertes que él.

domingo, 3 de abril de 2016

¿Quien hace más ruido?

   No puedo soportar que aquellas personas que luchan cada día, que ven siempre el lado positivo, que transmiten energia y ganas, que hacen las cosas bien, que no se van por las ramas, que aguantan lo que les echen, que intentan transmitir, que quieren hacer de este mundo un sitio mejor... De repente se den por vencidas. Porque parece que alguien, algo o el mundo entero ha decidido darles la espalda y ellos mismos deciden que sus esfuerzos ya no valen la pena; que el mundo es, perdonar por la expresión, una puta mierda; y que nadie lo va a cambiar. 

    Con lo que veo muchos días solo me cabe decir que no me extrañan estas reacciones. Yo misma las tengo y las seguiré teniendo de vez en cuando. Días en los que todo pierde su sentido. ¿Pero qué vas a hacer? ¿Pasar a ser igual que muchos? Ya no voy a intentar ser mejor, y que este mundo sea mejor, porque en el fondo la gente tampoco quiere que esto sea así. Ya les va bien en su comodidad y en su zona de confort que no cambien las cosas, les gusta ganar jugando sucio, quitar ojo por ojo, y tener como escusa la falta de fuerza y de capacidad para cambiar las cosas. 

   Hace unos días escuché que las personas "malas" (sé que hay mucha controversia con esta palabra), hacen mucho más ruido que las "buenas". Totalmente cierto, por desgracia. Una mala acción de alguien puede provocar el sufrimiento de demasiadas personas; como cuando una empresa decide tratar mal a sus empresarios para ganar cuatro duros más. Pero si viajas, caminas por tu barrio, hablas con desconocidos por la calle o hablas con tus amigos y familia; te das cuenta de que una gran cantidad de gente está dispuesta a ayudar y mejorar día a día. 

   Para muestra un botón: que una chica sentada a mi lado en el metro decida ayudarme con los ejercicios de inglés que estoy haciendo, que un mendigo me haya regalado el último libro que le quedaba, que una chica que conozco de hace 2 días me regale un llavero porque le he dicho que me parecía bonito, que un dibujante decida pintar una imagen mia cuando no me entero y se acerque a regalármela... Creo que son actos, entre mil que he vivido, que no buscaban nada a cambio. Y me han sacado la alegría del día. 

   Y que la gente decida hacer malas acciones, aunque sean de lo más pequeño e insignificante; a mi me va a dar igual. Porque aunque no se oigan, hay millones de personas buscando un mundo mejor. Y al final eso se nota. Solo hace falta encontrarlas, y agarrase a ellas como una lapa. 

   Si eres de esas personas que se encuentra en silencio, chilla, que se oiga. Hay que hacer que las personas dispuestas a no ser rencorosas, a no pisotear a los demás, a ser sinceras, a luchar por sus sueños y a hacer de este mundo un lugar mejor para todos; se hagan notar más que los demás. Compartir vuestras ideas, que no son una simple idea; son una forma de vida. 

martes, 15 de marzo de 2016

El factor del cambio.

   Hace unos años conocí a una persona que marcaría gran parte de mi camino; o prácticamente el camino entero.

   Todo empezó con el simple hecho de querer desarrollar y potenciar aquello en lo que parecía ser mejor que los demás, o al menos eso se intuía en el colegio. Empecé a correr. A su lado. Sin saber ni creer que aquello iba a ser realmente un gran cambio para mi. Tampoco creía en mi. No sé exactamente el porqué. Pero era un hecho, y yo lo sabía. No lo podía disimular cuando no me atrevía ni a hablarle a las personas, incluso a las conocidas.

   ¿Por qué me llegó a marcar tanto? No tengo la menor idea la verdad. Sólo ver sus pensamientos firmemente marcados, su forma tajante de hablar, su humor los días de Luna llena... A veces da un poco de miedo. Bueno, puede que miedo no sea la palabra adecuada; pero es chocante por lo menos. O al menos me lo parecía a mi en aquella época. Últimamente he cambiado más de parecer, está claro. Pero cuando unos roles y una forma de pensar están bien arraigados cuesta de cambiarlos.

   A lo que iba. El cambio fue por la mentalidad que me enseñó. Un pensamiento puede con más que cualquier halago o ánimos momentáneos para conseguir que una persona crea en ella misma. Pero está claro que este no apareció de un día para otro. 

   De golpe, te despiertas al cabo de unos años y ves que tu vida gira en torno a ello. La necesidad de buscar ir más allá, de ser mejor día a día, de seguir luchando a pesar de las  circunstancias, de dar el máximo de uno mismo a cada segundo, de darlo todo por un sueño que sólo uno mismo ve.

   Y corriendo me di cuenta de que no es sólo correr. Que cuando te explicaban que entrenar, trabajar, ir a la Universidad y no morir en el intento era posible; ni te lo creías. Pero ahora lo haces. Ahora soy feliz y me siento viva cada día. Aún no he llegado a tener el rendimiento que siempre he buscado, pero sí que soy la persona que siempre he querido ser.

   Sin esa persona, sin ese pensamiento; no haría fisioterapia, no seguiría entrenando y no sería quien soy. ¿Fué una persona o fué un grupo? Quien sabe.

sábado, 5 de marzo de 2016

Escusas.

   Llevo unos días pensando en descartar el blog y ponerme a hacer uno de fisioterapia. Aún me queda para acabar la carrera, pero ya veo que puedo empezar a aportar cosas al mundo, y entonces... ¿Por qué no hacerlo?

   Pero hoy de repente me ha llegado un mensaje, de alguien que ni siquiera conozco, por el blog. Y con ello me llega la sensación de que esto sirve para algo, de que no es un simple entretenimiento para mí. Aunque también. No sabéis lo bien que me fue escribir algún post. 

   Realmente la última vez que escribí tuve un feedback tan grande... No es necesario que sea de muchas personas, mientras haya alguien ahí que no se quede indiferente para mí ya es un mundo. 

  Así que gracias. No lo dejaré de lado. Haré lo de fisioterapia también. ¿Me dará tiempo a todo? Al final no se como lo hago, que reproduzco el tiempo si no lo tengo. Que quien dice que no puede organizarse es solo una escusa. 

   Nos encanta poner escusas, quitarnos presión y hacer como que aquello no va con nosotros; como con el cambio climático. Y hay veces que es inevitable. Como cuando comentaba con una amiga el comercio ético después de que me enseñara su Fairphone (súper recomendable https://www.fairphone.com/). Al final todas estas cosas has de intentar cumplirlas al máximo, pero tener en cuenta que da gracias si puedes llegar al 80% y no volverte loco en el intento. 

   Si nos ponemos a mirar donde se ha hecho, como se ha hecho, como se ha distribuido, etc. Toda nuestra ropa, nuestra comida, nuestro móvil, nuestros aparatos tecnológicos en general, todo aquello que tenemos en casa, allí donde salimos un rato a tomar algo, a pasarlo bien... Para volverse loco por lo menos. 

   Así que sí, seguiré intentando escribir al 100%, estudiando al 100%, entrenando al 100%, reciclando al 100%, trabajando al 100%... Espero que me deis un poco de tregua cuando me salgan las cosas al 80%. De momento parece que sí. 

   Repito. Agradecida no, lo siguiente.

Ahí va el post de reintroducción.