Una mañana genial, por fin, del
proyecto de rehabilitación. Consiguiendo en poco que una peque me mantenga la
cabeza recta con el juego táctil (hipotónica, sin oído ni visión). Me siento
muy orgullosa. Un par de pacientes más y a redactar historias clínicas un poco.
Por cierto, en un teclado con las letras colocadas diferente (tipo francés) y
encima con letras de alfabeto árabe superpuestas; un caos para intentar
escribir mínimamente rápido.
Pero llegamos a la casa al medio
día, y aparecen malos humos. Quejas por
mil lados. Y al final, he encontrado el detonante.
Básicamente ha habido un
descontrol en la entrada de niños en la escuela, con lo que todas las actividades
se han visto demasiado abarrotadas; han entrado muchos que no estaban apuntados,
y no hay voluntarios suficientes para atender a tantos. Esto ha generado
descontrol, impotencia y un cansancio general en muchas de las chicas; y con ello
han surgido molestias en todos los campos, que antes no se les estaba dando
importancia. Que si la comida es escasa, que si poco variada, que si no se
quien no trabaja, que si no sabemos dónde va el dinero, que si hay poco
material, que si no se organizan, etc.
Bueno, que al final todo hablado.
Y yo intentando que, a parte de proponer todos los cambios que se han redactado
de forma muy correcta en una lista, luego las chicas le resten importancia a la
situación. Hay que seguir disfrutando de la experiencia, e intentar seguir
dando lo mejor de cada una de nosotras en cada momento; y eso no se hace con
caras largas. ¿Qué no se cumplen todos los objetivos de la lista? Parece que no
se puede hacer mucho más de lo que ya hemos hecho, así que a disfrutar y a
olvidarse. Que se entienda que hay muchas cosas que también son culturales y difíciles
de controlar. ¿Poca organización con los horarios? Pero si mi autocar tenía que
llegar a las 7 y llegó a las 9:15; si en el centro de rehabilitación los
pacientes tienen horas establecidas y vienen cuando quieren/pueden (o no vienen
sin decir nada claro); que si para coger un taxi has de esperar a que ese se
llene y vete a saber lo que tarda…
Hablando de taxis. Increíble la
ida a Azrou en un coche con bastantes años, con dos personas en el sitio del
copiloto, con 5 personas en la parte posterior; obviamente no hablemos de
cinturones; a una velocidad importante, pero sin poder saberla porque la aguja
estaba todo el rato en el 0, la aguja de la gasolina también a 0, adelantando
como si le fuera la vida en una carreterita de doble dirección con un camión
viniendo de cara… Y las chicas dentro del taxi medio chillando y riéndose a la
vez; y otra indignadísima porque no dejaba distancia de seguridad con las
bicicletas. El taxista se reía, claro.
Al fin pisamos suelo en Azrou. A ver cómo se
vive por las calles de este lugar una cena del mes de Ramadán. De hecho, hay un
par de chicas que están pensando en hacer ayuno mañana con ellos; yo entre
ellas. (Información importante: no beber ni comer nada desde el rezo de las 3
de la mañana hasta el rezo con la puesta de sol que cae aproximadamente sobre
las 7:30-8 de la tarde)
Solo por saber cómo lo
experimentan, por meterse en la cultura, por ponerse en la piel durante un día
(como ellos nos explican) de una persona que no tiene nada. Solo por la empatía
que estoy buscando al venir aquí.
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