domingo, 31 de julio de 2016

Día 6. Marruecos 2016.

   Una mañana genial, por fin, del proyecto de rehabilitación. Consiguiendo en poco que una peque me mantenga la cabeza recta con el juego táctil (hipotónica, sin oído ni visión). Me siento muy orgullosa. Un par de pacientes más y a redactar historias clínicas un poco. Por cierto, en un teclado con las letras colocadas diferente (tipo francés) y encima con letras de alfabeto árabe superpuestas; un caos para intentar escribir mínimamente rápido.

   Pero llegamos a la casa al medio día,  y aparecen malos humos. Quejas por mil lados. Y al final, he encontrado el detonante.

   Básicamente ha habido un descontrol en la entrada de niños en la escuela, con lo que todas las actividades se han visto demasiado abarrotadas; han entrado muchos que no estaban apuntados, y no hay voluntarios suficientes para atender a tantos. Esto ha generado descontrol, impotencia y un cansancio general en muchas de las chicas; y con ello han surgido molestias en todos los campos, que antes no se les estaba dando importancia. Que si la comida es escasa, que si poco variada, que si no se quien no trabaja, que si no sabemos dónde va el dinero, que si hay poco material, que si no se organizan, etc.

   Bueno, que al final todo hablado. Y yo intentando que, a parte de proponer todos los cambios que se han redactado de forma muy correcta en una lista, luego las chicas le resten importancia a la situación. Hay que seguir disfrutando de la experiencia, e intentar seguir dando lo mejor de cada una de nosotras en cada momento; y eso no se hace con caras largas. ¿Qué no se cumplen todos los objetivos de la lista? Parece que no se puede hacer mucho más de lo que ya hemos hecho, así que a disfrutar y a olvidarse. Que se entienda que hay muchas cosas que también son culturales y difíciles de controlar. ¿Poca organización con los horarios? Pero si mi autocar tenía que llegar a las 7 y llegó a las 9:15; si en el centro de rehabilitación los pacientes tienen horas establecidas y vienen cuando quieren/pueden (o no vienen sin decir nada claro); que si para coger un taxi has de esperar a que ese se llene y vete a saber lo que tarda…

   Hablando de taxis. Increíble la ida a Azrou en un coche con bastantes años, con dos personas en el sitio del copiloto, con 5 personas en la parte posterior; obviamente no hablemos de cinturones; a una velocidad importante, pero sin poder saberla porque la aguja estaba todo el rato en el 0, la aguja de la gasolina también a 0, adelantando como si le fuera la vida en una carreterita de doble dirección con un camión viniendo de cara… Y las chicas dentro del taxi medio chillando y riéndose a la vez; y otra indignadísima porque no dejaba distancia de seguridad con las bicicletas. El taxista se reía, claro.

   Al fin pisamos suelo en Azrou. A ver cómo se vive por las calles de este lugar una cena del mes de Ramadán. De hecho, hay un par de chicas que están pensando en hacer ayuno mañana con ellos; yo entre ellas. (Información importante: no beber ni comer nada desde el rezo de las 3 de la mañana hasta el rezo con la puesta de sol que cae aproximadamente sobre las 7:30-8 de la tarde)


   Solo por saber cómo lo experimentan, por meterse en la cultura, por ponerse en la piel durante un día (como ellos nos explican) de una persona que no tiene nada. Solo por la empatía que estoy buscando al venir aquí. 

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