lunes, 12 de septiembre de 2016

Día 8. Marruecos 2016.

   Ayer fue súper bueno el final del Ramadán, comiendo las chicas que nos atrevimos a hacerlo y los chicos de aquí juntos en una sala pequeñita que utilizan como despacho.

   Esperando con la comida delante, los vasos ya con agua… y de repente suena el rezo por las calles. Era como el “¡A comer!” que chillan los padres en todas las casas. Todos de golpe con las manos en los platos; literal lo de las manos. Nosotras brindando y ellos riéndose.

   Muchas risas y felicidad. Contándonos que lo bueno del Ramadán, a parte de la experiencia de ponerse en la piel de la persona sin recursos, son las reuniones familiares a la noche. Como las navidades para nosotras, para que mentirnos.

   Fue especial.

   A de más, hoy hemos celebrado la fiesta del Eid al Fitr, la fiesta del final del Ramadán. Hemos ido a desayunar a casa de una familia que nos ha acogido muy cariñosamente. Una cantidad de comida espectacular, un salón precioso con todas las paredes con sofás, mil cojines y una gran alfombra en el suelo.

   Lo único que no nos ha gustado era que únicamente nos sirvieran la comida las mujeres, y que la actitud de los hombres dejaba bastante que desear.

   Después hemos ido a un rio cercano. Genial. ¡Qué bien sienta meter los pies, hacer un poco el cabra y hacer unas buenas fotos!

   Para la comida nos hemos parado en un pueblecito, en una zona muy verde donde hemos comido el cuscús típico de este día preparado por la súper familia que nos ha acogido hoy, y finalmente nos hemos estirado en la hierba verde a relajarnos un rato.

   Simplemente queda decir que con este grupo se está espectacular. Planeando de mil maneras volvernos a ver en España o en cualquier otro lugar del mundo.

   Luego hemos llegado al bosque de cedros. La verdad es que creo que todas nos esperábamos algo más; pero ha sido divertido jugar con los monos, ver cómo tiraban de los pantalones de algunas  e incluso como le quitaban a una la bolsa entera de cacahuetes directamente de la mano.

   La verdad es que estoy ya cansada, me toca ir a la cama que mañana hay excursión al desierto. ¡Dos días non stop! No me llevaré la libreta… Así que a ver que escribo a la vuelta. Y a ver si tengo fuerzas.

   De momento ya preparada para lo que venga, con tutorial de cómo ponerse un turbante incluido hoy gracias a uno de los chicos. Una pena que sólo nos puede acompañar al final uno de los coordinadores… Una decepción para muchos hoy.


   Y antes de ir a dormir me pongo aún más nerviosa. ¡Cómo si no fueran suficientes los nervios de saber que al día siguiente verás por primera vez en tu vida un desierto! (Uno de esos puntos que están en tu lista mental de “Cosas que hacer antes de morir”.) ¿Por qué me he puesto aún más nerviosa? Por enseñarle mis pensamientos a alguien. Por enseñarle a una de las chicas mis venazos de escritura, mi querido blog. 

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